jueves, 31 de mayo de 2007

Cómo obtuve mis alas.ڻصسكيغثج™


[SUEÑOS]

ASÍ COMO CAMINABA ENTRE EL SALVAJE MUNDO, MIRÉ A UN CIERTO SITIO EN EL CUAL HABÍA UNA CABAÑA; ME ACOSTÉ EN ESE LUGAR PARA DORMIR: Y MIENTRAS DORMÍA TUVE UN SUEÑO. EN ÉL, ESTABA UN HOMBRE ANTE MI VISTA VISTIENDO HARAPOS, PARADO EN UN LUGAR EXIGUO, CON EL ROSTRO PROPIO DE SU HOGAR, UN LIBRO EN LA MANO, UN GRAN URDEN SOBRE SU ESPALDA. OBSERVÉ, Y LO VI ABRIR EL LIBRO, LO LEYÓ AHÍ; MIENTRAS LO LEÍA, SOLLOZABA Y TEMBLABA, Y SIN PODER CONTENERSE MÁS, ROMPIÓ EN LLANTO LIBERANDO UN TRISTE LAMENTO; QUE DECÍA, "¿QUÉ DEBO HACER?"
-John Bunyan, The Pilgrim's Progress

¡ÉSTE NO SOY YO! ¡YO SOY ALGUIEN MÁS! ¡NO SOY YO!
-Marilyn Manson a su guardaespaldas,
Aaron Dilks, durante un desmayo a causa del alcohol en camino de Leipzig a Berlín.


EXISTE algo que nunca le he dicho a nadie. Incluso no lo recordaba si no hasta hace poco, pude recobrarlo el día fui al quiropráctico quien mediante un golpe en mi cuello me hizo perder el conocimiento en menos de un segundo. En ese preciso momento, mi mente retrocedió en el tiempo trasladándose a Canton, Ohio. Iba conduciendo velozmente por la calle Treinta y cinco en mi vieja colonia pero por todo el trayecto había cientos de cadáveres putrefactos en la carretera tratando de detenerme. Su piel era pálida, y el viento movía sus flojos y necros dientes hacia atrás y adelante, aún dentro de sus bocas. Yo seguía arrollándolos, y en el instante en que el auto los tocaba, se desintegraban hasta hacerse polvo. Missi estaba en el auto, y yo trataba de salvarla porque los cadáveres buscaban jalarla del mismo. Detuve el auto y bajé para tratar de ayudarla, pero había grandes y corpulentos caninos saliendo por todas partes, saltando a mi dirección como en cámara lenta con las fauces irascibles. Al final de la calle, vi a una congregación de gente moviéndose hacia mí, como una tribu. Su líder era Traci Lords. Su piel era aun más amarillenta que la de los cadáveres, portaba una cruz color rosa neón trazada en su rostro. Sus movimientos parecían los de un robot. Sus ojos se movían mecánicamente hacia atrás y delante dentro de sus cuencas, su boca se mantenía abriendo y cerrando como un muñeco de ventrílocuo.

En mis sueños, siempre regreso a Canton, Ohio. Usualmente estoy en mi recámara del sótano, la cual, así como el sótano de mi abuelo, me llenaba de pánico. Excepto que aquí el terror no era nada tangible, sino que estaba en mi mente. De niño, solía asustarme estando ahí abajo sin ninguna razón específica y corría hacia la planta alta, no sólo por noche sino también a mitad del día. Nunca me sentí cómodo solo en mi cuarto y siempre dormía con la televisión encendida para cubrir los sonidos que imaginaba escuchar. Si hay algún fantasma en mi pasado, un esqueleto aún en el closet que nunca he podido sacar, seguro se relaciona con ese viejo sótano. Por la noche, mi mente lucha desesperadamente por llevarme de vuelta ahí, para hacerme sentir como si nunca hubiera salido de ahí, como si toda mi vida se hubiera desarrollado en ese sitio. Pone ahí a gente que he conocido durante toda mi vida y gente que conoceré en el futuro. Una vez ahí, se tuercen y distorsionan, se vuelven monstruosos y malévolos. Entonces mi mente bloquea la salida, volviendo la encorvada escalera de madera trascender intrascendible. Trato de subir las escaleras pero nunca llego al final de éstas, ya que hay manos que detienen mis piernas a través de los espacios entre los escalones.

En otro sueño recurrente, no puedo salir del sótano porque algún tipo de fuerza o persona invisible me oprime contra la pared y trata de apresarme ahí. O también porque mi gato, O.J., un gato vagabundo que encontré en los escalones de la escuela cristiana, me ataca cada vez que trato de escapar. Hay otro sueño que tengo a menudo en el cual el foco del sótano se funde y yo trato de cambiarlo lo más rápido posible porque tengo miedo de estar ahí solo a oscuras. Pero cada foco nuevo que pongo es fundido, y me encuentro desesperado corriendo a cambiarlo para evitar que el cuarto se quede a oscuras para siempre.

Hay explicaciones sicológicas simples para estos sueños, pero ninguna de ellas me satisface. Sólo un sueño puedo recordar haber llegado a la parte superior de las escaleras. Esta vez el suelo del sótano no está alfombrado como usualmente lo estaría, con los pedazos de alfombra verde que mi padre trajo de su trabajo. Ahora es de cemento, y camino hacia el lado del que siempre tenía miedo a ir cuando era niño, exiguo lugar donde la lavadora y la secadora yacen bajo la sombra del techo más bajo. Busco entre cajas polvosas y cubiertas con telarañas que contienen mis viejas pertenencias, y yo temeroso de que algún tipo de animal-una araña, una rata, una víbora o incluso un león, porque parece como si todo pudiera ocurrir-me pudiese hacer daño. En una caja pequeña, encuentro un muñeco de Curious George. Pero cuando trato de agarrarlo, algo se mueve cruzando la habitación-un indescriptible e incorpóreo peso tibio que se siente lúcido por alguna razón. Me sujeta contra la pared así como la marioneta cobra vida y corre por todos lados, tirando las cosas de las repisas y prendiendo fuego a una de las cajas. Trato de sacarla, pero no lo consigo, así que sólo huyo. Trato de escapar por las escaleras, pero el peso me arrastra hacia abajo. Forcejeo más y más fuerte, hasta que finalmente llego arriba. Derribo la puerta, y cruzando ésta me topo con una mujer. Ella se ve en parte como mi madre y en parte como la chica que me contagio la enfermedad venérea en la preparatoria. Ella tiene cosas escritas sobre los brazos con alguna especie de lápiz labial, pintura o quizá plumón, yo intento comprenderlas pero no puedo.

En otro sueño, me encuentro en el sótano con mi madre, ahí abajo hayamos una caja y abrimos un poco la tapa. Dentro hay docenas de insectos en una amplia variedad, pero no puedo saber cual es el tipo que más abunda. Removemos la cubierta completamente y una mantis religiosa salta, volando hacia las vigas sobre mi cabeza. Miramos dentro de la caja de nuevo y vemos una araña hecha de cristal. Es completamente transparente: Sus patas son como escarcha de hielo y todos sus órganos son visibles. Le pido a mi madre que consiga insecticida para matarla antes de que salte y me ataque. Pero mientras la rocía, se convierte en una mujer. Viste completamente de negro, y me persigue por toda la habitación hasta alcanzar una playa circundada por rocas. Dentro de cada roca hay una araña diferente tratando de salir.

En una misma noche-a menudo tengo largas cadenas de pesadillas una precedida por la otra, las cuales espero tanto como les temo-puedo ver a mi abuela por parte de mi madre en mi cuarto. Ella está acostada en una cama de hospital cubierta de tubos que salen casi de cada parte de su cuerpo, tal que permanece perforado con alambres fijados con cinta adhesiva. Un recipiente redondo flexible colocado a un lado de la cama le suministra aire y el equipo que la mantiene con vida emite rechinidos e impulsos eléctricos. Oigo un sonido de colisión en el closet, y la puerta se abre para revelar a mi padre recostado en una cama. Tan sólo tiene treinta años, su cabello está alborotado y parece haberse vuelto loco. Hablo con mi abuela, y ella sigue diciéndome que todo está bien, que he sido bueno en la vida y que no está molesta conmigo. Ella tiene una gran venda sobre el ojo, la cual se desbarata. Dentro hay pus amarillento que enseguida corre por su rostro hasta empapar la almohada, manchándola de amarillo. Me inclino un poco mas en su dirección para descubrir que no tiene un ojo.

Yo creo en los sueños. Y puedo idear con cada noche en lo que el planeta es, fue y puede ser mediante un sueño. Creo que lo que pasa en los sueños no es muy diferente ni menos importante de que lo que pasa en el mundo consciente. Creo que los sueños son lo más cercano que tiene la humanidad de hoy en día para viajar en el tiempo. Creo que puedes visitar tu pasado, presente y futuro mediante los sueños. Puedo pensar que he soñado la mitad de mi vida que aún no ha pasado.

Yo no creo en congruencias, casualidades o coincidencias. Yo creo en el mundo Delusional, que es el creer que las cosas que digo y pienso cambian el mundo a mí alrededor y resultan en eventos que aparentan ser coincidencias. Creo que mi vida es tan importante como para afectar la vida de alguien más. Creo que soy Dios. Creo que cada quien es dueño de su propio Dios. Soñé que yo era el Anticristo, y aún lo creo.



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