domingo, 22 de abril de 2007

Historia de un ojio.

Sentado en mi sofá, viendo hacia aquel lugar, mientras la lluvia golpea lentamente mi ventana, el recuerdo de aquel suceso se arremolina en mi mente, es algo que se, cualquier persona no podría olvidar fácilmente, me levanto lentamente y me acerco a la ventana, del otro lado se puede observar un cielo gris, con una lluvia que cae sobre aquella pequeña ciudad, esta atardeciendo, y las sombras caen sobre aquel lugar, esa ciudad, que se extiende frente a mi, las luces empiezan a brillar entre las calles y casas, y mas haya, hasta donde los ojos alcanzan a ver, se levanta imponente aquel cerro, aquel lugar que marco mi vida para siempre, un relámpago cruza el cielo, y todo se ilumina por un segundo, un segundo que pareció eterno, al ver en el reflejo de mi ventana aquel rostro, ese rostro que me veía con una sonrisa que ocultaba mucho pero que a la vez decía todo, el sonido, el accidente, todo fue tan rápido…

Trato de recuperar el control de mis pensamientos y regreso a mi sala, al lado de mi ventana, veía como la niebla avanza sobre la ciudad, dándole un aire de misticismo difícil de encontrar en otro lugar, ese misticismo que me había hecho venir años atrás.

Era yo un joven universitario, que disfrutaba de la vida, que trataba de sacarle provecho a todo lo que se me presentaba, tenia una novia amorosa, amigos que me daban apoyo incondicional, acaba de comprar mi casa en un buen lugar de la ciudad de puebla, donde creía yo iba a vivir, trabajar, tener una familia y morir, oh cuan equivocado estaba, tenia un futuro prometedor, parecía que todo me iba a salir bien en la vida, hasta que un día, caminando en una de las tantas calles de la ciudad, la cual no recuerdo, ni quiero recordar, me encontré con una persona, un hombre, alto, se veía no se había bañado en días, por que el cabello lo tenia pegado con la suciedad de mucho tiempo, su ropa se veía que la traía desde hacia años, se acerco a mi, y me dijo

- Joven, joven, solo le robo un minuto de su tiempo, en serio, solo un minuto-

A lo cual yo me mantenía escéptico y alerta, tratando de cuidarme, no fueran a asaltarme o golpearme por que en el barrio de la ciudad donde estábamos, no era muy seguro estar platicando con cualquiera, pero aun así el hombre que me veía con unos ojos que no mostraban sentimientos me volvió a decir:

- Joven es en serio, tengo información que se que le va a interesar, en especial le va a servir para distraerse un poco del mundo citadino al que esta acostumbrado a vivir.

Lo cual en serio llamo mi atención, me gustaba la ciudad, pero también necesitaba alejarme un tiempo de ella para poder sacar toda la presión de la escuela y de lo que yo pensaba, iba a llegar en un futuro no muy lejano, fue mi mas grande error, el haber pensado que esto iba a ser un beneficio para mi persona, no sabia en verdad lo que iba a pasar.

Entonces me detuve y fue cuando le puse atención a aquella persona y le dije:

- ¿Que trata de decir?

A lo que el con una gran sonrisa en la cara me dijo – Joven, se que tiene una gran vida, y que le espera un gran futuro, que va a arreglar la casa que apenas se compro y que se va a casar con su novia y van a tener una familia muy feliz-

En ese momento me puse un duda, ¿como es que el sabia todo eso si no lo había visto nunca antes? ¿Me habría estado vigilando? ¿Me habría estado siguiendo sin que yo me diera cuenta?

Fue cuando entonces me di cuenta que quizás podía leer mis pensamientos por que en ese momento su boca pronuncio:

- Joven, nunca lo eh seguido, no se donde vive, y no lo había visto antes, solo quiero darle una oportunidad en su vida de relajarse y salirse de un ritmo de vida acelerado como se usted ah de tener- y continuo diciéndome – Yo vengo de un lugar remoto y olvidado de la sierra norte de aquí de puebla, no es muy grande, y eso es lo que lo hace especial, la gente es muy tranquila y no tiene vida acelerada, y por lo mismo usted podría relajarse al estar unos cuantos días descansando en esa pequeña ciudad.

Mis metas, mis sueños y todas mis ambiciones se detuvieron y desaparecieron por un momento de todo lo que pasaba por mi cabeza, lo que mas pensaba era en estar relajándome en algún lugar fuera del conocimiento de la mayoría de las personas, entonces, sin titubear y con una decisión que no había tenido nunca antes en mi vida le conteste a aquella persona que había dado una forma de escaparme de un mundo muy estresado y agitado como es el que se vive en todas las grandes ciudades del mundo – ¿Como se llama, y como llego hasta haya?- a lo cual el me respondió – se llama tlatlauquitepec, salen camiones de la central camionera hacia haya, solo pregunta cual va, y ellos te venden el boleto –

No sabia que me hizo tomar mi decisión, ni por que me había atrevido a seguirle hablando si ni siquiera lo conocía, sus palabras me atrajeron, que en los días siguientes a este asunto me dispuse a buscar mas información sobre esa pequeña ciudad olvidada en algún lugar de la sierra norte de mi estado, casi nunca había salido de la ciudad, las pocas veces que salía, era para ir a las zonas turísticas de mas alta afluencia de la república, estar en un lugar que yo podría disfrutar solo, me llamaba la atención, sin tener que reservar boletos, sin tener que viajar mucho, ya que mientras buscaba información sobre tlatlaqui – al parecer es así como le dicen comúnmente – me entere que no estaba muy distante de la ciudad de puebla. Así que me decidí a cometer el error más grande de mi vida, que me arrancaría muchas cosas, que me quitaría oportunidades y que arruinaría por completo mi existencia.

Planee este viaje, como si fuera a ser el logro mas grande que llegara a realizar, Ahorre dinero para conocer, comprar y disfrutar de las cosas que mi lugar de visita ofrecía, de todo lo que me decían en Internet y en las casetas de información turística sobre esa lejana ciudad, como había decidido que lo iba a disfrutar al máximo, rente un carro para poder recorrerlo todo a mi gusto y sin las limitaciones del servicio publico.

Lo que mas le daba renombre a tlatlauqui, era que casi la mayor parte del tiempo estaba nublado, con niebla, una niebla que al cubrir todo a su paso, daba un toque de misterio, ya que no sabias que te ibas a encontrar mas haya de lo que tus ojos alcanzaran a ver.

Llego el día que había estado esperando, me desperté temprano, desayune muy poco por los nervios del largo viaje que me esperaba, agarre mis maletas que ya tenia listas desde el día anterior y salí a la calle, al llegar a donde estaba el auto, que había rentado desde mediados de la semana, era un auto digno de mirar, un volvo, descapotable, de color plata, en ese momento me di cuenta de que iban a ser las mejores vacaciones de mi vida, guarde mis maletas en el portaequipaje, encendí el auto y me puse en marcha, pero antes de irme de la ciudad todavía tenia una cosa pendiente que hacer.

Me dirigí hacia la casa de mi novia para despedirme de ella, al ir avanzando por la ciudad, todo parecía muy tranquilo, una tranquilidad inquietante, que nunca había visto, y que pensaba, era una tranquilidad parecida a la que respiraría en tlatlauqui.

Al llegar a casa de mi novia, me baje del carro y toque el timbre, sentía que el tiempo en que ella tardaba en salir se me hacia eterno, cuando salió, me abrazo y me dijo que me cuidara, que esperaba que regresara pronto, y que le trajera algo de recuerdo. Sonreí, le di un beso y la abrasé, le dije que no tenia nada de que preocuparse, y me despedí de ella.

Regrese al carro, me senté, cerré la puerta y encendí el motor, podría decir que en ese momento, me di cuenta que ya había hecho todo, solo faltaba llegar, llegar y disfrutar de la vida, en ese momento nunca me paso por mis pensamientos que todo fuera a salir mal, que fuera el inicio de todas las desgracias de mi vida, en ese momento era feliz, muy feliz, lo que mas recuerdo de ese momento fue el decir "Tengo mucha suerte de poder vivir esta oportunidad, como me gustaría darle las gracias a aquel señor que me dijo que hacer y a donde ir"

Avanzaba rápidamente por la calzada Zaragoza en el automóvil que había rentado, lo que mas quería era salir rápidamente de la ciudad, disfrutar lo que la vida y mi juventud me ofrecían, tome la autopista que me llevaría directo a mi destino… y a mi peor experiencia que tendría en la vida.

Me sentía fascinado al ir dejando detrás de mi a toda la ciudad, me sentía omnipotente, ir avanzando por la autopista me hacia sentir que el mundo estaba a mis pies y que me lo podía comer de una sola mordida, llegando a una ciudad intermedia entre puebla y mi destino llamada oriental, me detuve en la gasolinera para llenarle el tanque al carro y aprovechaba para pasar al baño también, al ir saliendo del baño, me encontré con un anciano que me empezó a jalar y a gritar

- ¡¡Esta cometiendo el error mas grande de su vida joven!! ¡¡Regrese por donde vino y olvide su travesía a tlatlaqui, solo va a ir y perder todo en su vida!!

¿Como es que el sabia que iba para tlatlauqui? No le hice caso, me subí al carro y seguí mi camino, de haber sabido lo que me esperaba, en ese momento hubiera regresado a puebla, a la seguridad de mi casa.

Seguí por la autopista y empecé a notar todo lo que me habían dicho mientras buscaba información, las nubes, la niebla a lo lejos, las casas con techo de teja, todo componía un paisaje hermoso y eso que todavía me faltaban 30 minutos de viaje para llegar a tlatlauqui, me imaginaba que iba a ser todavía mucho mas hermoso al llegar.

Mientras me acercaba mas a tlatlauqui, me maravillaba de todo lo que la región ofrecía, paisajes espectaculares, un clima único, una arquitectura escondida a través del tiempo, hasta que por fin, a lo lejos divise el guardián de tlatlauquitepec, un cerro llamado "el cerro cabezón" ya que se supone su figura asemeja a alguien con pronunciada frente, me sentía emocionado, por fin estaba en tlatlauqui, era un lugar único como mucha gente me lo había dicho, el paisaje con las nubes altas y unos cuantos rayos de sol pasando a través de ellas, no aguante mas, me orille, y tome una foto de aquel paisaje, era digno de ser capturado. Seguí bajando a través de los cerros por la autopista, hasta que por fin llegue, lo primero que vi al llegar fueron las torres de la iglesia y un cartel enorme que decía "BIENVENIDOS A TLATLAUQUITEPEC"

Al recorrer la avenida principal de la ciudad vi que mi suposición anterior había sido cierta, el lugar era más hermoso de lo que pude haber imaginado, aunque estaba nublado, todo era perfecto para mí.

Lo primero que hice fue encontrar un lugar donde conseguir un cuarto, por suerte la gente me dijo que había un muy buen hotel en el centro de la ciudad, después de registrarme y de dejar mis cosas en el cuarto que me había sido asignado, lo primero que quería era recorrer las calles alrededor del lugar donde me iba a quedar, ya que no me quedaba mucho tiempo pues había llegado en la puesta de sol, las luces de los faroles del parque ya alumbraban los árboles que se mecían lentamente con el suave viento que corría en ese momento. Lo poco que vi el día en que llegue, me llamo la atención, en serio todo tenia un toque místico que no se podía encontrar en ningún otro lugar.

Al despertar al otro día, seguí con mis excursiones a los puntos turísticos de este lugar, el primero que visite fue el ex convento y la iglesia, todas las iglesias, aunque a decir verdad no tienen mucho de historia ni son tan bonitas como las de otros lugares, en tan solo visitar las iglesias me había llevado mas de medio día, al atardecer fui a disfrutar la comida típica de acá y cuando había acabado de comer, hubo un evento en el parque que me entretuvo lo que quedaba de día, había sido mi primer día y no me había rendido, el segundo día de mi estancia estuvo despejado y hacia mucho calor, todo el día me la pase visitando los manantiales que hay alrededor de esta pequeña ciudad, al finalizar este día, afronte un suceso crucial de la desgracia que estaba por venir, mientras regresaba al hotel para darme una buena ducha, descansar un poco y después ir a cenar, me encontré en la entrada del hotel al sujeto que había encontrado en puebla, me preguntaba como me habían parecido mis primeros dos días en su pueblo, que si me habían gustado las cosas que ofrecían y otras preguntas similares, yo le daba las gracias por haberme dado esa oportunidad de haber tenido esa bella y tranquilizadora visita, cuando el me pregunto:

- ¿Joven y de casualidad usted piensa visitar el cerro cabezón? –

A lo cual yo respondí

– pensaba visitarlo en mi ultimo o penúltimo día de visita acá, ¿por que la pregunta?

- Tenga mucho cuidado cuando vaya, dicen que la persona que llega a ver a los cachetitos rosados, la desgracia lo sigue a todos lados

- ¿Los cachetitos rosados? – pregunte, pero la respuesta nunca me la dio, solo me dijo:

- Tenga cuidado joven – y se alejo caminando hacia el parque donde la niebla que había caído apenas hacia que se perdiera de mi vista.

Yo me preguntaba que tenían que ver los cachetitos rosados con la desgracia, ¿cual era la conexión entre los cachetitos rosados con quien alguien tuviera una vida de desgracias? La respuesta que buscaba no tardaría en llegar, solo 4 días más…

El tercer día que para mi seguían siendo las mejores vacaciones de mi vida, recorrí los suburbios para conocer como seria la vida rural si un día se me ocurriera venir a vivir para acá, en varios lugares conocí gente muy amable, me invitaron varias veces a comer, en algunas casas tuve que rechazar esa oferta por que sentía que mi estomago iba a explotar, pero en todos lados cuando pregunte sobre los cachetitos rosados, la reacción de las personas fue la misma –Joven no juegue con lo desconocido, lo que este fuera de su alcance, disfrute su visita a tlatlauqui y no se meta con los cachetitos rosados o lo puede llegar a lamentar – en todas las casas fue la misma respuesta, solo que en una me contaron una historia que me hizo tener mas curiosidad sobre los cachetitos rosados en vez de disuadirme sobre tratar de encontrarles una explicación, la historia no era muy larga, pero la señora que me iba a contar la historia me dijo que ella la había vivido, que los había visto en su juventud, mas o menos la historia era así:

- Yo los vi joven, yo estuve cerca de ellos, y de ahí en delante de mi vida todo me fue mal, tenia yo su edad mas o menos cuando un día muy malo de mi vida fui a cuidar a mis animales al cerro cabezón, mis padres me dijeron que no bajara por donde estaban construyendo la carretera, por que ahí se me podían aparecer los cachetitos rosados, pero ese día, ya cuando iba a bajar, la noche había llegado ya, y no quería regresarme por la vereda por la que había subido, pensé que era mas fácil que se me aparecieran en la vereda que en la carretera, pues había gente que trabaja en la noche para acabarla, Baje cuidando no tropezarme con las piedras y que a mis animales no les fuera a pasar nada, pero no creía del todo que las historias fueran ciertas, pero lo son joven, las historias de los cachetitos rosados son muy ciertas – le pregunte que por que decía eso, a lo que ella me respondió – ya estaba cerca de llegar al pueblo, cuando sentí que alguien me seguía, voltee, pero solo veía una sombra de alguien que venia hasta atrás siguiéndome, no hice mucho caso pero empecé a caminar mas aprisa y cuidando que no quisieran quitarme a mis animales, fue entonces cuando todo sucedió, sucedió tan rápido que apenas y me acuerdo que fue lo que paso, en un momento que hubo luz, los vi, eran los cachetitos rosados, te veían con una risa diabólica, muy malévola, de una forma que te penetra el alma, y de ahí, los cachetitos rosados soltaron el lamento que trajo desgracia a mi vida – al ver que la respiración y las palabras se le cortaban, -le pregunte- pero que fue tan malo para que diga que la siguió la desgracia toda su vida, pero en cambio, la señora que por mi culpa iba a pasar una mala tarde, me siguió contando – entonces en ese momento me eché a correr, no pare hasta que llegue aquí, a la que era la casa de mis padres, ellos al verme tan agitada me preguntaron que si algo malo m me pasaba, yo solo pude decirles "cachetitos rosados" y me desmaye, al despertar de mi inconsciencia mis padres me dijeron que fuéramos a comer, que me hacia falta para recuperar las fuerzas y recuperarme de la impresión de haber visto a aquel desfiguro, comimos… mi padre se lamentaba que sin los animales no podríamos encontrar alguna manera de sobrevivir ya que por tratar de alejarme de los cachetitos rosados había olvidado a los animales, pero sin en cambio mi madre le preocupaba mi salud, de ahí fue la primer desgracia, mi padre enfermo por la cena de ese día, se había achorrillado, sabia que eso tenia que ver con los cachetitos rosados, por que antes mi padre nunca se achorrillaba, después, un día que mi padre regresaba con unos huevos que iba a ser nuestra única comida en días, se los robaron, entonces mi padre se quedo sin huevos, toda la familia… nos quedamos sin huevos… esa fue otra de las desgracias, mi madre poco después murió al no recibir nada de alimentos, sabia que eso era todo culpa de los cachetitos rosados, mi padre poco después murió de soledad, extrañaba mucho a mi madre, al igual que yo la extrañaba, ahora me había quedado sola y decidí salir adelante, solo lo intente, por que todo lo que hacia era seguido por la maldición de los cachetitos rosados muy de cerca, al final me acostumbre de todo lo que pasaba a mi alrededor que las desgracias se volvieron comunes para mi – yo no sabia que decirle a la pobre señora, de buena forma me había invitado a comer y yo la había hecho sentir mal con mis preguntas, así que mejor decidí irme de ahí y regresar a mi cuarto de hotel, al salir me di cuenta que ya se había hecho de noche, que era casi la media noche, la señora solo me suplico – tenga cuidado joven, aunque traiga carro, se le pueden aparecer los cachetitos rosados en el camino – me despedí, y regrese al hotel, el viaje se me hizo muy corto, pero en el camino juro haber sentido que traía a alguien en el asiento de atrás, al llegar al hotel solo me acosté y me dormí pensando que quizá eran solo supersticiones de la gente de pueblo.

El cuarto día de mi visita hubo un tianguis en todo el parque, aproveche para comprar varias cosas del lugar y la región, al llegar la tarde, fui a recorrer las pirámides cercanas a la ciudad hasta que anocheció, a decir verdad si eran las mejores vacaciones de mi vida, solo que seguía con la intriga de los cachetitos rosados

El quinto día me dedique a sentarme y admirar todos los paisajes de la ciudad, recorrí barrancas, cerros y todos los lugares que podían tener una vista hermosa de los paisajes naturales, todos los encontré, pero me falto uno por recorrer, el cerro cabezón.

Al regresar al hotel esa noche le pregunte al encargado que si había bonitos paisajes desde el cerro cabezón, el me comento que si, que incluso se podía ver la estela del mar. No pregunte nada respecto a los cachetitos rosados, pero me fui a dormir pensando que al día siguiente iba a tratar de descifrar su misterio.

Desperté temprano ya que el encargado me había dicho que los amaneceres desde el cerro eran lo mas bello que podría ver en mi vida, salí antes de que el aparecieran los primeros rayos de sol, hacia frio, y había bruma por todo el pueblo, me subí al carro y me dirigí al cerro por la carretera que te acerca a la cima, al llegar, ya estaba aclarando el día, subí rápidamente, y en verdad era una vista hermosa, como casi no había dormido la noche anterior por que había habido un evento con mucho sonido en el hotel donde me había quedado, me recosté en el pasto y me quede dormido…

Dormí lo que en la noche no había dormido, cuando me desperté, estaba anocheciendo ya, camine cuesta abajo rápidamente y llegue al carro, al otro día tenia que regresar a la ciudad de puebla y me faltaban algunas cosas que hacer, al llegar donde había dejado el carro me subí rápidamente y di media vuelta para regresar a tlatlauqui, mientras las sombras caían, un carro iba subiendo mientras yo bajaba al pueblo, fue entonces cuando la desgracia ocurrió, los faros del carro alumbraron por un momento el asiento trasero y fue cuando por el retrovisor los vi, los cachetitos rosados estaban detrás de mi…. No se si era una persona o un monstruo ya que era una visión horrible, algo difícil de describir, sin embargo seguí con mi camino, hasta que el portador de los cachetitos rosados soltó un lamento que helo mi sangre, era un sonido horrible, un chillido que nadie podría soportar y lo peor de todo es que solo decía en su lamento -ojio ojio ojio ojio ojio ojio ojio ojio ojio ojio ojio ojio ojio ojio ojio ojio ojio ojio ojio ojio ojio- no pude soportarlo mas, perdí el control del carro y me fui a encunetar a la orilla de la carretera, al ver que los cachetitos rosados se acercaban abrí la puerta y corrí cuesta abajo hacia el pueblo, pero sentía que los cachetitos estaban cerca de mi, al llegar al hotel, le conté al encargado lo que me había pasado, me dijo que me recostara, me dio algo para tranquilizarme, me lo tome de un trago, era coñac, supuse su intención era anestesiarme ya que estaba muy fuerte, me dijeron que me fuera a dormir y que mandaría a alguien por mi carro, entre a mi cuarto, pensando que quizá me había sugestionado por todas las historias, pero justo en ese momento otra vez se oyó el lamento de los cachetitos rosados "ojio ojio ojio ojio ojio ojio" y no podía dar crédito a lo que veía, mi vaso se coñac se caía, lo que me hizo pensar que las desgracias de los cachetitos rosados eran solo mínimas, cuestiones de vasos o cosas así, desperté al otro día temprano para ir a ver mi carro, pero el encargado me dijo que su chalan no había llegado, tome un taxi y salimos rápidamente para llegar a donde según yo, estaba el carro encunetado. Llegamos a la carretera y el chofer del taxi nos pregunto al encargado y a mi sobre a que íbamos al cerro, el encargado no le contesto, pero yo solo le dije –cachetitos rosados- el carro ya se veía a lo lejos, el taxista se detuvo y nos dijo que hasta ahí podía llegar, que no quería arriesgarse a sufrir las desgracias de los cachetitos rosados.

Empezamos a caminar hacia donde estaba el carro, me asombre al ver que había unas cuantas patrullas de seguridad vial, autos de la policía y una ambulancia, encontramos el momento en que al chalan del encargado del hotel lo estaban subiendo a la ambulancia, antes de que la ambulancia partiera le pregunte a aquel sujeto que la noche anterior lo había visto completamente bien pero que ahorita yacía en la camilla de la ambulancia, sobre que le había pasado, el solo respondió –cachetitos rosados-

Ahora por mi culpa, por mi curiosidad sobre los cachetitos rosados otra persona estaba por sufrir desgracias en su vida, Fui a donde estaba el encargado del hotel junto con los oficiales de seguridad vial, me dijo en voz baja que su chalan la había cagado mas y que habría sido mas barato dejar el carro ahí tirado un día, ahorita tenia que pagar de multas y demás casi $10000, sabia que esa desgracia tenia algo que ver con los cachetitos rosados, ya que juro que en ese momento oí que el viento decía –ojio ojio ojio ojio ojio-

Regresamos a tlatlauqui, el carro lo iba a traer una grúa, mientras nos dirigíamos al hospital para ver como estaba el chalan del hotel. Al llegar una enfermera nos dijo –sufre un mal desconocido para la medicina, creemos que es consecuencia de haber tenido contacto con los cachetitos rosados, como es una enfermedad nueva y desconocida, le hemos puesto el nombre de "síndrome de la panza aguada, guanga y fea"- yo no podía creer que los cachetitos rosados en verdad pudieran arruinarle la vida a una persona, que la desgracia empezara con oír solamente -ojio ojio ojio ojio ojio- y que el hecho de tener contacto físico con ellos te dejara el síndrome de la panza aguada, guanga y fea. Después de todo esto lo único que quería era salir de tlatlauqui rápidamente y alejarme de donde creía yo, los cachetitos rosados moraban.

Nada mas me dieran el carro me iría lo más rápidamente posible de tlatlauqui. Me dieron el carro que solo tenia un rayón, pero que por culpa de los cachetitos rosados me había salido en más de diez mil pesos.

Subí todo lo que pude al carro con la mayor rapidez, pague la cuenta del hotel y salí de la pequeña ciudad de tlatlauqui ya sin maravillarme de todo lo que vi al entrar, tome la autopista y aceleraba cada vez mas ya que lo único que quería era llegar a la ciudad de puebla, donde creía la maldición de los cachetitos rosados no me podían seguir.

Al llegar lo primero que hice para relajarme, fue hablar con mi novia y le pregunte si podíamos ir a dar una vuelta, ya que el carro lo iba entregar temprano al otro día, la invite a comer tacos, estábamos platicando felizmente cuando de repente oí en la taquería –ojio ojio ojio ojio ojio ojio- me puse frenético y le pregunte a mi novia si había oído algo, ella solo me dijo –cálmate, estas haciendo que todos nos vean feo- me senté y me dispuse a seguir comiendo ya que parecía nadie había oído algo, solo yo. Parece ser que eso hizo que otra desgracia sucediera, días después, mi novia me dijo que actuaba extraño y que no podía aguantar que me comportara de tan extraña forma, que todo iba a acabar si no regresaba a la normalidad. Al día siguiente del suceso de la taquería, estaba yo en la agencia de autos, esperando para regresar el que había rentado, pero al entrar a la agencia oí –ojio ojio ojio ojio ojio- pero no paso nada, pensé que quizá todo había acabado, pero no fue así, cuando llego el representante que me entrego el carro, me dijo que algo andaba mal con mi historial y que parecía no lo había rentado, lo había comprado, y que les debía mucho dinero, tuve que vender la casa que no tenia mas de un mes había comprado, solo para pagar un auto que por culpa de los cachetitos rosados todo había cambiado y que en vez de rentarlo, en la agencia me lo habían vendido. Ya no tenia casa, mi novia me había dejado por actuar de forma tan paranoica, solo tenia un carro y muchas deudas pendientes… muchas desgracias siguieron mi vida, deje la universidad, intente suicidarme pero nada funcionaba, años mas tarde regrese a tlatlauqui para quedarme a vivir, pensaba hacerle frente a todas las desgracias que los cachetitos rosados me ocasionaban, pero no fui lo suficientemente fuerte… ahora estoy viejo, mi vida que parecía ser sobresaliente acabo siendo ruin y sin nada que sobresaliera, no logre ninguna meta cuando estaba tan cerca de alcanzarlas, por volver a confrontar a los cachetitos rosados, tengo el mal de panza aguada, guanga y fea y en mi encontraron otra enfermedad, el mal de "los pedos olor a palomitas de maíz".

La vida me dio la vuelta en todas las metas que iba a lograr al grado de no alcanzarlas… todo por una maldición del que a mi parecer es el demonio, otros dicen que simplemente es un mocoso caguengue y baboso que vive en una tienda llamada la providencia… otras personas solo dicen que es una historia inventada, yo ya no se que creer, ni que pensar, simplemente quisiera no haber vivido ni visto a los cachetitos rosados, ellos me arrebataron mi vida, mis sueños y mis metas… todo… por un viaje que empezó por un desconocido… por unos cachetitos rosados y un ojio que solo traían desgracia a las personas que los veían y los oían y que por haberlos visto, todo en mi vida valió madres…

Escrito por The buck teeth 'El Dany'



Esta es una historia verídica ocurrida en julio de 1976 en la ciudad de tlatlauquitepec, ubicada en la sierra norte del estado de puebla.El autor de esta historia fue encontrado muerto el 25 de septiembre del año 2006 en su casa, ubicada en la misma ciudad donde todo lo relatado sucedió.

La historia aquí relatada fue encontrada al lado del cuerpo sin vida del autor en varias hojas regadas en el piso, la policía cree que es una nota de suicidio póstuma que el autor quería que encontraran y divulgaran. Esta historia llego a sus ojos gracias a los juegos la tutuga.

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